Durante décadas creímos que el ARN actuaba solo dentro de la célula: Llevando instrucciones, regulando procesos biológicos fundamentales, dando forma a la vida. En el mejor de los casos, el ARN era capaz de viajar de célula en célula protegido dentro de vesículas.
Pero científicos uruguayos descubrieron que también hay ARN fuera de la célula, viajando por si solo, flotando, haciendo de puente comunicativo entre células, transformando nuestra comprensión del cuerpo.
Este hallazgo escribe una nueva página de la biología y abre caminos para la medicina, materializando lo invisible, lo que era imposible: Moléculas de ARN flotando, que ahora toman forma, volumen y presencia.